“Si pudiera soñarte
Vos y yo en una cita
Con mis fantasías (...)
Me sigue dando vueltas tu voz (...)
Llévame allí donde más vibro”
-Ibiza Pareo (*1)

“ellas llegaron a la par
fueron las primerísimas primeras
del linaje matriarcal
juro que de sus bocas vi nacer
brotes de ciruelos

ellas
pusieron nombre
a estas montañas
hablaron
en voz alta dijeron:
montaña

(...)las madres
de nuestros abuelos
sabían
el futuro
era un fruto
de agua dulce
el futuro
era cualquier palabra”
-Alex (*2)

¿Para qué citar? ¿Cómo citar? ¿Citar desde la reproducción del lenguaje o desde el resabio de lo sensible? ¿Podría esto ser nombrar lo que queda resonando de una lectura? Estas son algunas de las preguntas que me convocan a desplegar una serie de reflexiones en el marco de este gesto tan propio de la academia. Desglosando el concepto de citar podemos quizás llegar a una aproximación más esencial, menos automática, de la práctica de tomar la palabra de otrxs.
Si el lenguaje modifica la realidad y al nombrar se crea, ¿qué es lo que seguimos considerando importante reproducir? ¿Qué es apropiarnos de las voces de otrxs y hacerlas carne? ¿Podríamos generar una práctica de nombrar desde un conocimiento situado, desde la perspectiva y el contexto del que nombra?

La RAE define citar como:
1. tr. Avisar a alguien señalándole día, hora y lugar para tratar de algún asunto.
2. tr. Referir, anotar o mencionar un autor, un texto, un lugar, etc., que se alega en lo que se dice o escribe.
3. tr. Hacer mención de alguien o de algo.
4. tr. En las corridas de toros, provocar al animal para que embista, o para que acuda a determinado lugar.
5. tr. Der. Notificar a alguien una resolución administrativa o judicial con el fin de que comparezca ante la autoridad que la dictó.

La definición remite a la cita en tanto reunión. Podríamos entenderla también como un encuentro erótico: una confluencia libidinal entre diferentes entidades, ya sean palabras (en una cita de textos) o cuerpos (en una cita de humanos). Asi como en un encuentro romántico o sexo-afectivo, al citar se genera una puesta en tensión entre lo concreto de lo textual y la imaginación de lo todavía no dicho. Podría decir que una cita es provechosa cuando las lenguas se entrelazan, los límites individuales se disipan y el encuentro deviene en un intercambio melifluo de recorridos no lineales. Encontrar la potencia en el desvío, “hacer uso de la deriva, del vagabundeo, no aferrarse a nada pero siempre terminar encontrándose”(*3).
Una cita de este tipo no está muy alejada conceptualmente de la acción realizada en las corridas de toros. Poner en tensión, erotizar y ser erotizadx es también provocar y mover. Los toros son estimulados para ser puestos en movimiento y lo mismo ocurre con las voces convocadas en una cita de textos y de humanos. La pulsión animal siempre está en juego entre las palabras y los cuerpos.

Por otro lado, la idea de cita como referencia es la que quisiera discutir en tanto aplicada a nuestro campo de pensamiento. Si establecemos que citar es simplemente mencionar o notificar como un llamado a la autoridad, nos perdemos de la potencia sensible y creativa de convocar las voces de otrxs, entendiendo que lo rico aparece a partir de la deglución de las mismas. Sin embargo, no desestimo la potencia del nombrar como un acto que establece la existencia de alguien o algo y que, de esta forma, le otorga entidad e importancia.

Durante estos días de rodear y escurrirme en esta problemática recordé el proceso creativo del trabajo escénico “Eso que hacemos”(*4), guiado por Carmen Pereiro Numer. Mi amiga y colega Rocía García Brangeri estaba trabajando con el concepto de playback(*5), el cual superficialmente podría significar: imitar la fisicalidad del otrx. Específicamente, en esa oportunidad, fue desenrollar un Elvis Presley en danza contemporánea. Sin embargo, es claramente mucho más que eso. Practicar el playback es sustraer(*6) del otrx lo que resuena de forma vibrátil en el propio cuerpo, dejarse atravesar por eso y transformarlo en acción.

“Por eso hago playbacks, para escudarme en otra carne. Los uso de soporte, de facilitadores (...) Sólo puedo tratar de entender el entramado de contrastes y resonancias entre unos y otros playbacks y quizás así entrever las relaciones que establezco con distintos materiales, estados, climas, intenciones, gestos… qué selecciono y en qué contexto las resitúo. Observarme ahí, aceptar algunas cosas y quizás hacer un trabajo de curaduría de los playbacks que me componen.”(*7) En estos últimos días de intercambiar ideas, Brangeri insistió en aclarar su concepción de dicha práctica: “en el playback hay algo de revelar un aspecto propio a través de la otredad. Es una herramienta mediante la cual puedo explorar con qué sintonizo yo, cómo lo hago e incluso proponerme ecualizar de ese modo. Tomo el playback como un dispositivo a través del cual dar lugar a mi particularidad en la interpretación que hago de lxs otrxs”(*8).
Vinciane Despret diría “como si nuestras propias penas ante la muerte las hubiéramos creado solos, y como si devenir pintor o artista no pasara por el aprendizaje de los gestos de aquellos que nos precedieron, e incluso por la recuperación de los temas que se han creado antes de nosotros”(*9).

De esta forma es como entiendo que el gesto de citar implica la curaduría de un entramado de voces que genera un sostén para dar lugar al desenvolvimiento de una identidad particular. Así como en el playback, no creo que una cita funcione como una reproducción fehaciente de palabras, sino que debería articularse como una colchón para el propio pensamiento crítico, como un trampolín hacia la construcción de conocimiento entre voces e identidades diversas y para honrar palabras del pasado, haciéndolas actuar como puntos de partida y no como puntos de llegada. Para entenderlo desde una práctica concreta y en relación al trabajo de exploración de movimiento con otro cuerpo, transcribo a Fabiana Capriotti: “El vínculo no es para que se termine en el otrx, es para que vuelva a mí. Tocar y reconocer qué direcciones habilita, qué direcciones elijo para construir y qué direcciones están pero no las tomo con tanto valor. ¿Qué huellas se imprimen?”(*10) Tocar y ser tocadx por un cuerpo es como tocar y ser tocadx por una cita.

Citar por el simple hecho de citar, para reproducir oraciones dichas por nombres famosos, es sólo un alimento al ego y al conocimiento validado por las formas hegemónicas del saber. Asimismo, aparece la problemática de cuáles son esos nombres famosos, cuál es su procedencia, por qué son esos los nombres autorizados y perpetuados y no otros y por qué insistimos en reproducir las voces legitimadas y no las que “resuenan por lo bajo''. “Las voces que suenan bajo suenan para percutir y no para ser oídas”(*11). Esto se desprende del sistema hetero-cis-patriarcal-capitalista, ego-logo-falocentrista que rige las instituciones que instauran cuál es el saber validado. Habitamos espacios de construcción del conocimiento en los cuales existe una relación jerárquica entre lxs que supuestamente tienen el saber y lxs que no, lxs que pueden citar a Foucault de memoria y lxs que no y esto enfatiza relaciones absurdas de poder entre pares y juegos de valoración y autoestima. Entonces retomo, casi de forma ingenua, la inquietud de Pereiro Numer: “¿Qué es la sabiduría?”(*12). Y también de forma ingenua, dejo esta pregunta sin desarrollar, sólo agrego que considero importante cuestionarnos qué paradigmas del saber queremos transformar y hacia qué concepción de la sabiduría queremos apuntar.

Para seguir adentrándome en la que considero la práctica artística que me convoca, itero la problemática de la cita hacia algo más específico: ¿Cómo se cita en la danza o la investigación del movimiento? ¿Se puede citar con el cuerpo? ¿Cómo se cita desde el cuerpo hacia la palabra? ¿Y desde la palabra hacia el cuerpo? ¿Para qué?
Quizás hacer playback es citar, así como sustraer y traducir es citar. En todas estas acciones encuentro fundamental entender que ninguno de estos formatos podría garantizar transparencia, objetividad ni una codificación perfecta. En cada pasaje de un lenguaje a otro, algo se pierde y algo se gana. Pero, ¿qué se potencia con la posibilidad de citar en diversos formatos?

Por otro lado, la tradición oral de la propagación del conocimiento en la danza hace que el gesto de generar escritura sea un acto político. A diferencia de la idea de que debemos replicar otras palabras autorizadas para legitimar la propia, nombrar las constelaciones de voces que resuenan es, a su vez, legitimarlas. Reproducir los nombres y las palabras de otras (particularmente de las mujeres y disidencias de nuestra comunidad de la danza independiente) se convierte en una forma de autorizar, validar y resaltar la importancia de aquellas que construyen el entramado del colectivo al que pertenecemos. Necesitamos construir “sabiduría situada, mortal y germinal”(*13), según Donna Haraway. “Importa qué historias contamos para contar con ellas otras historias; importa qué conceptos pensamos para pensar con ellos otros conceptos”. Si nos enfocamos en recibir, conocer y enriquecer las voces que nos rodean para usarlas como tejido y trampolín podremos, quizás, viajar hacia un conocimiento más sensible y potente construido entre/desde/hacia/para/con los cuerpos afecta(ntes/ados) que habitan nuestro cotidiano. “Con una concha y una red, devenir humano, devenir humus, devenir terrano, adquiere otra forma; la forma serpenteante, sinuosa de devenir-con.”(*14)
Para entretejer el concepto de sabiduría o pensamiento situado, traigo las palabras de Marie Bardet, quien nombró al “citar” como un “situar”(*15). Hablamos de “situación” no sólo como una geolocalización, sino como una instancia para dar cuenta de cómo nos relacionamos entre la orientación y la desorientación. Propuso, entonces, entender a la cita como una forma de preguntarse cómo nos orientamos cuando nos situamos. Citar es poner en movimiento, llamar y convocar, empujar, hacer acudir. Igual que en las corridas de toros.

Por último y para seguir subrayando la importancia de entender la cita como una hibridación de flujos de conocimiento para construir nuevos, me remito al concepto de “subjetividad antropofágica”(*16) desplegado por Suely Rolnik. En las prácticas de antropofagia llevadas a cabo por los indios Tupinambaes, las víctimas eran elegidas según su potencia, aquellas que tenían algo para dejar. El ejecutor de la matanza se cambiaba el nombre y era marcado con escarificaciones en su cuerpo, acumulando los nombres de las víctimas en su piel, generando así una identidad dinámica, inestable, en movimiento. Se generaba una subjetividad impredecible a partir de la inscripción de la existencia del otrx en la memoria del cuerpo, de la forma más carnal y concreta posible. A raíz de esto, Suely trae el concepto a la actualidad y define a la “subjetividad antropofágica” como “una fluidez en la incorporación de nuevos universos, acompañada de una libertad de hibridación (en lugar de asignarle valor de verdad a algún universo en particular) y un coraje de experimentación llevado al límite, acompañado de agilidad de improvisación en la dinámica de creación de territorios y de sus respectivas cartografías”. No hace falta que resalte el paralelismo entre esta práctica y la de citar, simplemente me interesa rescatar el valor de la confluencia de las potencias particulares para seguir construyendo terrenos fértiles, fluidos e inestables, entendiendo a la inestabilidad como un intervalo que posibilita la creatividad y el riesgo. También observo y admiro la audacia de los Tupinambaes de hacer cuerpo este gesto de una forma tan auténtica, precisa y simple. Entonces me sigo preguntando ¿qué es hacer cuerpo una cita? ¿cómo se produce el pasaje del lenguaje de lo inmaterial a lo material, de lo impalpable a lo concreto y viceversa? ¿qué de lo inmaterial continúa vibrando en el cuerpo y puede devenir acción? ¿qué de lo indecible del cuerpo vibrátil puede ser puesto en palabras?



Voces que fueron colchón y trampolín de este texto:

Carmen Pereiro Numer, Eugenia Estevez, Rocío García Brangeri, Fabiana Capriotti, camila kevorkian, Belén Martínez Gibilisco, Florencia Mazzadi, Claudia Ricca, María Eugenia Cairo, Florencia Pumilla, Guiomar Peñafort, Alex Zani, Marie Bardet, Josefina Zuain, Vinciane Despret, Donna Haraway, Suely Rolnik, Julia Ieraci (mi abuela), J. Halberstam, Diana Taylor, Catalina Bartolomé, Anne Dufourmantelle, Yanina Rodolico, Ignacio García Lizziero, Ibiza Pareo.

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1* Ibiza Pareo (2018). “En una cita”, en Bailemos juntas. Buenos Aires: Geiser Discos.

2* Alex (2020). El cero es un número natural. Buenos Aires: Concreto Editorial.

3* camila kevorkian (2020). Estudio de los crotos como metodología pedagógica. Aula Crota/La nube: Zoom

4* Les Cabras (2016-2017). Eso que hacemos. Buenos Aires.

5* Carmen Pereiro Numer y Rocío García Brangeri (2016). Proceso creativo de “Eso que hacemos”. Buenos Aires.

6* Eugenia Estevez (2018). Concepto utilizado en sus clases de investigación del movimiento. Buenos Aires: Cuaderno de notas.

7* Rocío García Brangeri (2017). Publicación en el grupo privado de Facebook de “Eso que hacemos”. La nube: Facebook.

8* Rocío García Brangeri (2020). Audio de Whatsapp para Martina Prystupa. La nube: Whatsapp.

9* Vinciane Despret (2018). ¿Qué dirían los animales… si les hicieramos las preguntas correctas?. Buenos Aires: Editorial Cactus.

10* Fabiana Capriotti (2019). Clase de Composición en la Lic. en Artes Escénicas, UNSAM. Buenos Aires: Cuaderno de notas.

11* Belén Martínez Gibilisco (2020). Texto de un documento compartido del Colectivo Lagunaries. La nube: Google Drive.

12* Carmen Pereiro Numer (2016). Proceso creativo de “Eso que hacemos”. Buenos Aires.

13* Donna Haraway (2019). Seguir con el problema. Generar parentesco en el Chthuluceno. Buenos Aires: Editorial Consonni.

14* Donna Haraway (2019). Seguir con el problema. Generar parentesco en el Chthuluceno. Buenos Aires: Editorial Consonni.

15* Marie Bardet (2020). Seminario “Prácticas de escucha, prácticas de escritura”. La nube: Zoom.

16* Suely Rolnik (2009). Para evitar falsos problemas. Políticas de la hibridación, en Ramona, revista de artes visuales, Nº 91, Buenos Aires.









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